HIPÓCRITAS CON DIOS
(Isaías 29:13)
13 “Dice pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca y con sus labios me honra; pero su corazón está lejos de mí y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado”.
La hipocresía es una actitud contraria a la Palabra de Dios y es aberrante para la mayoría de personas
El profeta Isaías vivió hace aproximadamente 2,500 años. Predicó y profetizó a los habitantes del Reino de Judá y su capital Jerusalén. Unos años después, Jerusalén fue arrasada por el ejército babilonio y sus habitantes llevados cautivos a tierras lejanas. En ese entonces, la gente iba al templo de Dios por compromiso, otras veces, estaban ocupados y no iban. Se acercaban a Dios de forma hipócrita. El corazón de ellos estaba en otras cosas. Sus prioridades eran otras cosas, menos su Padre celestial, menos el dador de la vida. En segundo o tercer lugar había quedado el Rey de reyes, el Inmortal. Dios, durante varios siglos, mandó personas, profetas, predicadores y muchos otros. Quería tener una relación cercana con su pueblo. Sólo quería bendecirlos, quería lo mejor para ellos, quería prosperarlos, quería ser todo para ellos. Su pueblo se volvió vano. En un momento “oraban” y luego insultaban, cometían cosas malas. Sé que Dios pasó momentos tristes. Cuántos lo ignoraron, cuántos le desobedecieron, cuántos lo desecharon de sus vidas. Pasaron siglos y Dios siguió llamándolos, esperando por ellos. Dios se cansó de ser ignorado, de sentirse triste. Se volvió por un momento y se alejó. La destrucción les vino de repente. ¿En qué nos parecemos actualmente con ellos?
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