DIOS Y SU GRAN MISERICORDIA
(Nehemías 9:31)
31 “Mas por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los desamparaste; porque eres Dios clemente y misericordioso”.
A pesar de lo que somos, Dios no nos desampara. Él es fiel y justo para perdonarnos. Solo confiésele a Él sus pecados, sus errores. Él lo restaurará.
En tiempos de Nehemías, después que el cautiverio de Israel había terminado, hubo momentos de “refrigerio”, de paz, de tranquilidad espiritual, social a pesar de que faltaban muchísimas cosas para poder tener y recuperar lo perdido. Desobedecer a Dios le costó caro a Israel, a sus reyes, al pueblo. Haberlo desechado de sus vidas por buscar dioses ajenos, por buscar placeres mundanos, por buscar hacer su voluntad, buscar hacer lo que les venía en gana. Ser independientes de Dios provoca problemas. Los placeres son vanos, son temporales. Más tarda el sabor amargo en la boca que el dulce. A pesar de lo que podamos ser, Dios tiene una misericordia que yo le llamo “indescriptible” ¿No me explico el amor de Dios para con nosotros que prefirió ver sufrir a su hijo Jesús en manos de gente desalmada? Es tanto su amor, su misericordia para usted que lee estas líneas, que entregó a lo que más amaba y Jesús NO se negó, porque también nos amaba, nos ama y nos amará. El amor de Dios es grande, clemente y misericordioso porque a pesar de lo que somos, no nos ha consumido ¿Imagine si Dios fuera malo? Pues no lo es ¿Prueba de ello? ¡Usted sigue con vida y dándole más oportunidades!
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