¡ME DEJARON A MÍ!
(Jeremías 2:13)
13 “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí, cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”.
Dejar a Dios por trivialidades, por placeres de este mundo o por otras cosas, compromete al ser humano a una vida desgraciada.
En el antiguo tiempo como hoy en día, dos males ha hecho el pueblo, el “cristiano”, el ser humano: dejar a Dios de lado, ignorarlo, apartarse del Todopoderoso, la fuente de nuestra vida. El segundo mal es buscar alternativas a Él. En momentos de dificultad, buscamos alternativas. En compartir nuestros logros, lo hacemos con otras personas. Si queremos perseguir un sueño, pedimos ayuda de nuestros amigos, familiares, de quien sea ¿Y Dios nuestro Padre, dador de toda sabiduría, apoyo, conocimiento? Brilla por su ausencia, ya que no le buscamos. El profeta Jeremías recriminó a su pueblo, a las personas. Dejaron a la fuente de agua abundante, limpia, llena de vida por cavar pozos y cisternas rotas, que no llenan. Eso hacemos actualmente. Cada vez que usted no tome en cuenta a Dios en su familia, en sus proyectos, en sus estudios, en su vida personal, el mensaje del profeta Jeremías es contra usted y las consecuencias son nefastas. No pierda la abundancia del corazón de Dios para usted. ¡Tómelo en cuenta en todo lo que haga! Si está mal con Él, sólo pídale perdón, confiésele sus errores y pecados (1ª Juan 1:9) y Él levantará su vida.
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