lunes, 14 de febrero de 2011

14 de Febrero


HABLA CON DIOS TODOS LOS DÍAS
 (Lucas 22:44-46)

44“Y estando en agonía, oraba más intensamente y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. 45 Cuando se levantó de la oración y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la  tristeza; 45 y les dijo: ¿Por qué duermen? Levántense y oren para que no entren en tentación”.
El ser humano está lleno de momentos difíciles, tristes y amargos. Las dificultades están a la orden del día. Los problemas, en muchas ocasiones, nos asfixian y nos presionan tanto que no podemos avanzar, no pensamos con serenidad.
Nuestro Señor Jesús, en sus momentos finales y quizás los más difíciles antes de partir y estar al lado de Dios, usó el método más efectivo para tomar aliento y fuerzas: la oración.
La oración es el momento que tenemos para poder platicar con Dios. Por medio de la oración, podemos contarle a nuestro Dios lo que pensamos, nuestros problemas. Podemos acercarnos a Él en las situaciones más difíciles y oscuras de nuestra existencia. Muchos grandes de la Biblia y de la historia, se acercaron a Dios pidiendo misericordia, pidiendo perdón, pidiendo auxilio. Dios dejó ese canal de comunicación para acercarnos al trono de su gracia. Ora en todo tiempo, acércate a Él cada día: en la calle, en el trabajo, en la iglesia, en el colegio,… en cualquier parte, Dios está presente y su oído siempre dispuesto. No importa tu situación. Créeme, Dios escucha aún estando bien con Él como no estándolo. La oración es el canal de bendición para tu alma, tu espíritu. Te librará del mal, de peligros y de muchas otras circunstancias negativas. Déjate inspirar por el Señor platicando con Él.




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