¡CUIDA TU LENGUA! (1ª Parte)
(Santiago 3:5-6)
5“Así también, la lengua es un pequeño miembro; pero se jacta de grandes cosas. He aquí ¡Cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! 6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros y contamina todo el cuerpo e inflama la rueda de la creación y ella misma es inflamada por el infierno”.
La lengua, como dice la Escritura, es un miembro muy pequeño entre los demás miembros de nuestro cuerpo. Por medio de ella alabamos al Señor, damos las gracias, bendecimos personas, agradamos a otros, animamos y muchas cosas más; pero también, es capaz de mentir, herir y calumniar y hasta matar. Cuando nos expresamos mal de otros, nos expresamos mal del Señor, ya que el ser humano, es imagen y semejanza de Él. Cuando criticas a otro, criticas al Señor: te criticas a ti mismo. La lengua debe ser refrenada para que te evites pleitos y problemas de los cuales tarde o temprano te puedes arrepentir. Las palabrotas que salen de muchas bocas, hablan mal de dicha persona y expresan lo que hay en su corazón. Es fácil criticar a otros, juzgarlos y hacer sentir a muchos mal, hacerlos pedazos con nuestra lengua. Hablar en contra de otros es tan fácil ¿por qué? Porque el Espíritu Santo de Dios aún no mora en la persona, aún no ha llegado Jesús al corazón, Dios no se ha revelado. Estamos tan envanecidos, tan ciegos que Dios ya no significa nada para la mayoría. La causa de la perdición, de muchos problemas, de cárcel, de muerte y de muchas malas hierbas es producto de darle la espalda a Dios todos los días.
Hoy es un magnífico día para dejar que Él guíe nuestra vida, refrene nuestra lengua y nos haga brillar en esta generación, como dijo Jesús, adúltera y perversa. Cuida tu lengua.
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