domingo, 2 de enero de 2011

02 de Enero

¿CREER O NO CREER?
 (Lucas 9:41-43)
41“Respondiendo Jesús, dijo: ¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con ustedes y los he de soportar? Trae acá a tu hijo 42  Mientras se acercaba el muchacho, el demonio que lo poseía lo derribó y lo sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, sanó al muchacho y se lo devolvió a su padre. 43 Y todos se admiraban de la grandeza de Dios”.
Había un joven que había sido poseído por un demonio. El padre de dicho muchacho se afligía mucho por ello. Pidió a los discípulos de Jesús que echaran al demonio pero no pudieron. Jesús se enojó con ellos y una de las razones que lo movieron a enojo fue la incredulidad que ellos tenían para sacarlo.
No creerle a Dios ni confiar en Él es motivo para que Él pueda enojarse con nosotros, con el ser humano en general, ya que con la incredulidad, limitamos a Dios para que pueda ser cosas grandes con nosotros. Cuando Moisés le puso “mil excusas” para no ir a Egipto, Dios se enojó con él, porque lo estaba limitando de hacer señales y maravillas.
Muchos de los problemas que tenemos actualmente son por no tener al Señor como nuestro Dios en todas las decisiones que tomamos. Lo incluimos en la iglesia (los que van) pero salido de ahí, a Dios lo dejamos ahí, encajonado. Al parecer, Dios no cabe en nuestros proyectos, decisiones, etc. Al dejarlo fuera lo limitamos y al hacerlo, también limitamos nuestras vidas y proyectos personales. Los discípulos de Jesús sacaron su incredulidad y afectaron a un padre afligido y atormentado por verse impotente para ayudar a su hijo. A cuántas personas podríamos estar afectando porque no somos un canal donde pueda fluir el Señor.
Primero a nosotros mismos. Creámosle al Señor y veremos resultados que no imaginábamos. Comunícate con el Señor todos los días y verás un universo de posibilidades que se abre diariamente. Tu vida no será la misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario